Por: Alicia Castillo
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Por otro lado, la última semilla, aprendió que podía crecer igual que la segunda y provocar una serie de sensaciones en cada uno de los individuos que la observaban (al igual que la segunda), pero también se dio cuenta que podía ser más significativa en la medida en que descubrió podía transformarse, una vez que estuviera madura, en un magnifico grano que podía nutrir al hombre y proveerle de sustento. Fue en ese momento cuando entendió la importancia de su existencia dentro del mundo. Su papel no era significativo únicamente porque proporcionaba y lograba placer a los hombres que se paraban en el camino a contemplarla; sino porque había entendido que todo su camino desde el momento de la germinación; así como las veces que tuvo que defenderse del aire, del agua, de los insectos, habían sido dados para llegar al momento más significativo: la creación del pan.
La semilla desde ese momento nunca olvido cuál era su función y su papel en la vida y siempre recordó el camino por el cual debería de llegar al momento final; fue de esta manera como logró transmitirlo a una semilla que salió de ella, enseñándole el camino guardado en su memoria. De esta forma, es como el pan que nutre al hombre fue creado por una semilla que encontró la luz en su camino, analizando su pasado, su presente y su futuro.
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